En la plaza San Jacinto del centro de Caracas se reúnen ciudadanos de tercera edad todos los fines de semana para compartir alimentos, bebidas, baile en medio de una ciudad plagada de malas noticias. Entonces caminas y observas un pedacito de alegría. No existen consignas políticas, solo encuentras unos viejos de edad más no de espíritu, pasando un rato agradable a pesar de los malos tiempos.
Jóvenes también comparten con ellos un momento de felicidad. Ojalá vuelva pronto una Venezuela unida que pueda disfrutar y vivir en paz, con armonía y cosas buenas, esas que nacen de la alegría que este pueblo tanto necesita.
Ruego a Dios que regrese la democracia, que no existan presos políticos ni sufrimiento para parte de un grupo de la sociedad, ni muerte, ni odio, que todos seamos uno, el pueblo de la República de Venezuela. Libres.
20 de junio de 2015
Caracas, Venezuela
ovario
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