jueves, 19 de septiembre de 2013

Inspiración para luchar y despertar…






 

Excavando la historia siento que lo que ocurre en mi país a parte de la inercia de corazones, es que no hemos madurado como nación.  Y no sucede de un día para otro, no hay recetas ni estamos programados para la lucha efectiva ante miserables que te roban la patria, engañan, manipulan y siendo lo peor de la sociedad, ellos,  se mantienen en el poder.

Amo profundamente a mi tierra donde nací, pero crecí en libertad, no sabía de guerras, de maldad, de odios hasta que llegué a la edad adulta en el preciso momento donde de repente todo cambió. Ni siquiera sabía el significado de la palabra patria, desconocía quienes eran los gobernantes del momento, solo la historia que te cuentan en el colegio. Vivía feliz porque mi país, mi familia, la sociedad me brindaba seguridad, tranquilidad, educación, diversión, felicidad, bienestar, hasta que un tipo llegó al poder y comenzó a cambiar todo eso bueno que teníamos y desde entonces mi país no vive en paz, para resumir en una sola palabra.

Sin saber en qué momento exacto, comencé a cambiar mi rutina de vida, poco a poco fui alejando la vida normal de placer, lo cotidiano y normal lo cambié por luchar junto a aquellos que sintieron lo mismo que yo y llegamos a ser millones en ese sentir profundo de salvar lo maravilloso de vivir en una sociedad civilizada, donde habían leyes que respetar y un futuro bonito a donde llegar. Como ciudadana común con muchos sueños por cumplir, pero lamentablemente llegamos al punto de no avanzar, de odiar, de retroceder, mientras otros pueblos lograban progresar, evolucionar.

Y hablando de pueblos, con el respeto que se merecen todas las ideologías, religiones y formas de vida, yo quiero hacer un alto y mencionar en mi reflexión o pensamiento en voz alta, al pueblo judío.

Un pueblo que perdió su ciudad santa (Jerusalén), su templo, su Estado, su patria. Mucho antes de Cristo ellos sufrieron deportaciones, exilio, ¿quiénes más que los judíos saben el significado de salir de su tierra? Desterrados, fugitivos, asesinados y no como la gente piensa que se trata del crimen atroz del holocausto, siglos atrás fueron perseguidos y así lo dice la historia, pero hay que leer, no dejarte llevar por los mamarrachos que hablan sin conocimiento, por ejemplo, la raza chavista, por decir algo.

Judea fue arrasada, destruida, muchos huérfanos, prisioneros, ruinas y mientras en ese pasado muchos pueblos desaparecieron, Israel se mantuvo vivo. Siglos de historia, de escombros, doctrinas, cultos, tradiciones, luchas, fe, resistencia sobre las cenizas, martirios, prohibiciones, en fin, un pueblo que quisieron borrar ayer y hoy, pero existe.

No podemos ser indiferentes al desprecio, humillaciones de la grandeza de ese pueblo, cuando hoy nuestro país es tan vejado por algo un tanto diferente. Nuestra Venezuela se durmió y llegaron estos rojos ignorantes, resentidos hasta el hueso, mala sangre, sin buenas costumbres, todo lo contrario, malandros al poder y lo peor es lo que sucede, cada momento que pasa con ellos al mando, se va destruyendo nuestra nación, en donde sus habitantes no terminan de entender cómo se pierde una patria. Algún día seremos serios y actuaremos en consecuencia.

Pertenecemos a un siglo donde no hay que montar a caballo para luchar, hoy nos montamos en twitter y tantas maneras que tenemos para expresar, comunicar, contamos con maravillas, pero nos falta eso del pasado, el amor a lo nuestro, el sentido de pertenencia, el no dejarnos quitar nuestra tierra, dignidad, luchar contra la opresión porque nacimos libres y esa debe ser la lucha definitiva de nosotros y cualquier pueblo sobre la Tierra: LIBERTAD.

#TeAmoVenezuela

Ovario

19-sep-2013

 

P.D.

“Reconocemos ahora que muchos, muchos siglos de ceguera han tapado nuestros ojos de manera que ya no vemos la hermosura de Tu pueblo elegido, ni reconocemos en su rostro los rasgos de nuestro hermano mayor. Reconocemos que llevamos sobre nuestra frente la marca de Caín. Durante siglos Abel ha estado abatido en sangre y lágrimas porque nosotros habíamos olvidado Tu amor. Perdónanos la maldición que injustamente pronunciamos contra el nombre de los judíos. Perdónanos que, en su carne, te crucificásemos por segunda vez. Pues no sabíamos lo que hacíamos…”

Papa Juan XXIII

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