Todos sabemos el horror que han y siguen sufriendo nuestros
hermanos en el interior del país, los asesinatos, las detenciones, los heridos,
torturados, la falta de alimentos y medicinas, el hostigamiento, el enfrentarse
como simples ciudadanos a grupos armados mandados por el tirano, pero quiero
referirme a Caracas, capital de la república de Venezuela.
En primer lugar mi absoluta admiración a quienes después de
más de dos meses de represión y violaciones continúan en la calle, de corazón,
por convicción, con la finalidad de conseguir la libertad para nuestra patria.
En oportunidades la tristeza me invade cuando mientras unos están
guerreando, muchos pueden bailar, reír y seguir sus vidas como que si todo va
tipo normal en un país destrozado en todos los sentidos por un régimen criminal
compuesto por delincuentes de la casa más los invasores castristas, chulos, sinvergüenzas,
asesinos, transgresores, parásitos, ladrones y pare usted la lista de
calificativos de aquellos que por las riquezas de nuestra nación son
responsables de la peor hora para Venezuela y los culpables de mantener esta porquería
que tiene por ahora las riendas de la nación, sin olvidar a todos sus
cómplices.
Los muchachos se encuentran en cada manifestación contra un
régimen inmoral y perverso, unos salen con sus pancartas, las paredes también
le hablan a los apáticos, los letreros se observan por todos lados, en muros,
aceras, en el asfalto, porque las redes sociales son de gran utilidad pero es evidente
que el trabajo es allá afuera, en la calle. Mi respeto a todos los caraqueños
que hacen sacrificios, a las mujeres, a los hombres, a los ancianos que aportan
su gran grano, a esos jóvenes en los campamentos de resistencia, a los que
tienen otro estilo como los altamiranos que sin importar sin son pocos o
muchos, resisten a la indiferencia del colectivo y siguen, y se paran en el
ícono de libertad como lo es Plaza Altamira.
Los que luchamos desde el 2002 y vemos a unos chicos
luchando con energía, sin decaer, nos tiene que tocar el corazón y hacer de
nuestra tristeza una fuerza interior para entender que la lucha no está en una
marcha por cumplir, que la lucha es de los fuertes de mente y alma que estarán
en la calle gritando libertad.
Hoy fuimos al Sambil, los cines abarrotados, uno no sabe si
es falta de información de la tragedia que vive Venezuela o simplemente no
importa, pero ante la indolencia más lucha. Vaciando mi interior de lo que oprime no se entiende, lo que queda
es lucha hasta vencer. Existen varios tipos de ciudadanos, los que lloramos al
entonar el himno nacional, al poner flores a los caídos y hay otros que nos ven
como extraterrestres, pero nada, NADA, hará que dejemos de luchar por la
libertad de Venezuela. Seguimos….
#TeAmoVenezuela
13 de abril de 2014
ovario
Los chamos, mujeres, hombres de todas las edades y niveles sociales marcharon desde Altamira hasta el Sambil, junto a los misioneros de la paz entonando canciones.
Más temprano en la iglesia de Chacao y el campamento de los jóvenes comprometidos con la libertad.
En Chacao recordando a nuestros caídos.
En Altamira con nuestros caídos.
En el campamento de la ONU.
Del Sambil pasamos por Chacao y el campamento de la plaza Bolívar, luego retorno a plaza Altamira.
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