Ni los domingos se salvan, ya el pueblo no descansa, no comparte con la familia, bueno, lo hacen en colas, comparten el cansancio, las aceras, la sed, el hambre, la costumbre de esta anomalía y no terminan de entender que la cosa roja deformó la vida del venezolano y es urgente despertar, reclamar, exigir una vida digna. Ya los niños piensan que para conseguir comida es natural hacer largas colas. Basta!
Todos los días son iguales, buscando alimentos, medicinas que por cierto es mucho peor, porque la respuesta en cada farmacia es NO HAY.
Domingo en colas, como el resto de la semana.
21 de febrero de 2016
Caracas, Venezuela
ovario
Propatria
Esta es la cola de los abuelos. Me indigno por los sometidos a esta tragedia, los más débiles, los mayores y los niños.
San Martín
Capitolio
Centro de Caracas
El Paraiso
Catia
Hay muchas colas, las que se ven desde la avenida y muchas otras ubicadas en los barrios, las colas que suben cerro y no todos ven.
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