Centro de Caracas, diagonal plaza Bolívar.
Mientras la indigna Jacqueline Faría se burla del pueblo venezolano así tal cual, muerta de la risa diciendo que las colas hay que disfrutarlas porque son sabrosas, ese pueblo que tanto nombran y engañan con eso del poder para el pueblo, es simplemente pisoteado, violado en sus derechos fundamentales. Mujeres con niños en brazos, tirados en el piso por el cansancio, personas de tercera edad, ciudadanos en general aguantando sol, largas horas esperando comprar lo poco que se consigue, no creo estén muy de acuerdo con la insolente expresión de esta canalla que no sufre las penurias de los venezolanos que aun se mantienen pacíficos soportando la terrible situación.
En la calle se escucha al pueblo y el descontento es abrumador, el rechazo es indudable, porque la gente comienza a desesperarse y cuando los gobernantes se burlan de ellos, un día no se quejen cuando el verdadero pueblo responda de manera contundente.
10 de octubre de 2015
Caracas, Venezuela
ovario
Av. Sucre, Catia. Unicasa.
Ahora no dejan que la gente haga la cola al frente de la avenida principal, los colocan en una esquina y la cola sabrosa sube hasta el barrio.
Capitolio, centro de Caracas.
En su postura sabrosa. Resignación.
Por ahora.
Petare.
La gente gritaba, eso era un despelote, todos querían entrar al mismo tiempo. No querían abrir hasta que se calmaran, pero eso no era todo, había que anotarse en una lista y pertenecer a la fulana comuna. Muchas señoras se acercaban a preguntar que vendían allí, (eran bolsas con alimentos varios) pero no era para todos y se tenían que ir. Cuando llegó la Guardia comenzaron a hacer la cola sabrosa.
Av. Baralt.
Sabroso hacer una cola, porque el venezolano ya no tiene más nada que hacer en su vida.
Catia
La cola sabrosa de los paraguas.
En estos días el calor en Caracas es fuerte, el sol cargado y te quemas como si fueras a la playa, pero sabroso, ¿verdad Jacqueline?
Central Madereinse, Catia.
La cola sabrosa que le da la vuelta al centro comercial.
Se ven tan felices, seguro lo están disfrutando como dice la señora que aun no termina de bañarse en El Guaire.
En otra calle de Catia, cola sabrosa por pollos.
La felicidad mata los ojos.
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