Caminaba por la avenida México y observé una tarima, al rato una marcha. Mi pensamiento murmuraba de inmediato, chavistas
contra el imperio o cualquier tema político del momento, había personal de
seguridad con lo que inferí que era algo del oficialismo, pero me equivoqué.
Trataba de leer sus franelas pero no entendía bien, hasta que me entregaron un
folleto señalando la finalidad de la marcha. Por supuesto permanecí un tiempo
para escuchar y comprendí, me alegré de escuchar oraciones y bendiciones por mi
país.
Eran ciudadanos marchando por Venezuela, decían: “Ni chavistas
ni opositores, somos cristianos” Desde la tarima se escuchaban expresiones
positivas, la necesidad de sacar a Venezuela de donde se encuentra, orando por
la libertad espiritual para esta tierra de gracia, que venían grandes momentos
para nuestra nación, que si algo requería Caracas, nuestra patria entera, era la presencia
de Dios.
La maldad no es mayoría, pero callar, quedarse quieto es también complicidad, digo yo. Bien por todos los que se expresan por el bienestar de nuestra tierra.
Me llamó la atención su rostros de esperanza, muestras de
hermandad, amabilidad, decencia, cosas tan perdidas y sobre todo en mi caso que
tengo años reportando lo que mis ojos en la calle sienten, la tristeza por
tanta podredumbre, pero no todos están cabizbajos y de eso trata, cada quien
puede hacer en medio de sus posibilidades, oficios, religiones mucho por
nuestra maltrecha Venezuela.
Mientras desde el poder continúan convocando marchas para
odiar a sus opositores, mientras el sujeto que habita Miraflores señala que
Leopoldo López seguirá preso, porque el tipo se cree juez, fiscal, árbitro y rey,
mandamás que cualquiera, otros de una manera franca y emotiva piden por la
unión de los venezolanos, para erradicar de una vez por todas ese odio, toda división,
toda violencia, poder convivir con nuestras diferencias, pedir por el rescate
de los valores morales, sociales y espirituales, bases de una sociedad, pero que hoy
camina sin ver lo que dejaremos a nuestros hijos.
Considerando lo anterior, pienso que la iglesia debe ser
activa, la gravedad de nuestra nación amerita la unión de todas las religiones, unir esa fuerza espiritual,
tanta pasividad, indolencia mata. Los presos olvidados, los asesinatos que
ocurren a diario, la inseguridad en las calles, la ausencia de amor, la
tragedia de un país que necesita unión, pero no esa falsa unidad que pregona un
grupo, allí claramente te habla de desunión, porque es de una camarilla, excluye a
quienes piensan diferente, la verdadera unión es lograr un país sin odios, pero
urge cambiar el sistema político, comenzar a educar al pueblo, la batalla es
contra la ignorancia que alimenta el populismo y volver la mirada a Dios, no
importa tu tendencia, la unión debe ser con muchos colores sin tener que
matarnos para expresar nuestro sentir.
En un país donde los ciudadanos dejaron de serlo cuando vemos golpizas por un paquete de pañales, nada más un ejemplo de la crisis, es hora de reflexionar dónde estamos parados y buscar compromiso con acción...la palabra no basta si la dejas en casa.
Hay que marchar por Venezuela, la patria tan atacada, violada, tierra hermosa maltratada sin compasión, es hora de ciudadanos unidos.
Por amor a Venezuela, urgente despertar, pararse y andar, todos, la familia venezolana.
Dios bendice a Venezuela
13 de diciembre de 2014
Ovario
Ahora que veo la foto, la sombra parece un cristo.0oo0
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